Lo habitual es trabajar por encargo, de acuerdo mutuo con el cliente.
Es él quien plantea cómo le gustaría que fuera su instrumento, su aspecto y sonoridad.
A partir de ahí, en función de su manera de tocar, comienzo a trabajar manteniendo siempre un contacto constante con el cliente para elegir las maderas y construir una nueva DAMA con una imagen, sonido y tacto completamente a medida.